La paella, más que una receta, es un universo gastronómico en sí misma. Nació en Valencia, pero con el tiempo se ha extendido y transformado en múltiples versiones, cada una con su carácter y su historia. Con un solo ingrediente común —el arroz— se abren infinitas posibilidades para experimentar y disfrutar.
En este artículo exploramos algunas de las variedades más conocidas de paella y arroces, cada una con su particular encanto.
1. La paella tradicional valenciana
La paella valenciana es la madre de todas las paellas y, a la vez, motivo de interminables debates entre puristas y amantes de la innovación. Se desarrolló alrededor del cultivo de arroz en la Albufera de Valencia y siempre ha estado vinculada a los productos locales de temporada.
Pollo, conejo, verduras, caracoles, anguilas e incluso piezas de caza eran ingredientes habituales, siguiendo el principio de “todo vale” según lo que la tierra ofrecía. Las especias y condimentos de la región terminaron de definir un plato que hoy es símbolo de la cocina española.
2. La paella de despensa
Probablemente la más popular en los hogares. La paella de despensa se prepara con lo que haya a mano: verduras, carnes, especias o restos de otros guisos. No hay reglas estrictas, solo creatividad y aprovechamiento. Es la versión más flexible y democrática de la paella, la que demuestra que lo importante es compartir el arroz, más allá de la sofisticación de los ingredientes.
3. El arroz a banda
El arroz a banda es típico de la costa alicantina. Se cocina con un fumet elaborado con pescado de roca y marisco, que luego se filtra para darle un sabor intenso al arroz. El nombre “a banda” significa “al lado”, ya que los ingredientes utilizados para preparar el caldo se sirven aparte, mientras el arroz queda como protagonista absoluto.
4. El arroz brut
Originario de Mallorca, el arroz brut significa literalmente “arroz sucio”. Se llama así porque incluye en la cocción pescados, espinas, conchas y otros ingredientes que obligan al comensal a trabajar un poco más al degustarlo. Su riqueza de sabores lo convierte en una experiencia intensa y auténtica para quienes disfrutan de los platos más rústicos.
5. La paella ciega
En contraposición al arroz brut, la paella ciega se caracteriza porque todos los ingredientes se limpian previamente: sin huesos, espinas, ni conchas. El resultado es un arroz que se puede comer “con los ojos cerrados”, de ahí su nombre. Es muy apreciada en reuniones familiares y en restaurantes, ya que facilita la degustación sin esfuerzo.
6. El arroz en costra
Esta preparación sorprende a quienes la prueban por primera vez. El arroz en costra comienza como una paella ciega, pero al final de la cocción se le añaden huevos batidos por encima. El plato se termina en el horno, formando una costra dorada y crujiente que aporta una textura única y un sabor inolvidable.
Conclusión: un mismo arroz, infinitas tradiciones
Desde la ortodoxa paella valenciana hasta las versiones más creativas y populares, todas estas recetas demuestran que la paella es mucho más que un plato: es un lienzo gastronómico sobre el que cada cultura y cada familia pinta su propia versión. Lo esencial siempre permanece: un buen arroz, un caldo sabroso y la experiencia de compartirlo en la mesa.
👉 En P de Paella, nos gusta mostrar esta diversidad en nuestros talleres y showcookings, porque cada versión es una ventana a la historia, la cultura y la creatividad mediterránea.