La paella es uno de esos platos que, con pocos ingredientes y una buena técnica, consigue conquistar a cualquiera. Su magia no reside en la complejidad, sino en la sencillez bien ejecutada: un cereal —normalmente arroz— cocido en una paellera con un caldo sabroso, acompañado de tres o cuatro ingredientes principales y los condimentos justos.
Menos es más: la clave del equilibrio
Uno de los mayores errores al preparar una paella es añadir demasiados ingredientes. La esencia de este plato está en el equilibrio: cada producto debe sentirse en armonía con los demás. Carne, pescado, marisco o verduras… lo importante es que no se solapen, sino que cada sabor tenga su espacio y se integre en el conjunto.
El sofrito: la base de todo
El primer paso en la preparación es el sofrito. Ajo, cebolla y tomate son los protagonistas más habituales, aunque la receta puede variar según la región o el cocinero. El sofrito se rehoga lentamente en aceite de oliva hasta que alcanza ese punto en el que los aromas se concentran y el color se intensifica.
El arroz: nacarar para dar sabor
Con el sofrito listo, llega el turno del arroz. Antes de añadir el caldo, el arroz se rehoga ligeramente en la paella, un proceso conocido como nacarar. Este paso permite que el grano se impregne del aceite y de los aromas de la base, potenciando el sabor final.
El caldo o fumet: alma de la paella
A continuación, se añade el caldo o fumet. Puede ser de pescado, marisco, verduras o carne, según el tipo de paella que queramos preparar. El líquido se absorbe poco a poco mientras el arroz se cocina, creando un equilibrio perfecto entre grano y sabor.
El punto final: arroz suelto y lleno de sabor
Una buena paella debe terminar con el arroz en su punto justo: los granos deben estar sueltos, no pegajosos, y cada uno debe haber absorbido la esencia del conjunto. Cuando esto se logra, el resultado es una explosión de sabor mediterráneo en cada bocado.
Consejos prácticos para principiantes
Si estás dando tus primeros pasos en el mundo de la paella, estos consejos te ayudarán a evitar errores comunes:
- No abuses de los ingredientes
La tentación de añadir muchos productos es grande, pero la paella gana cuando es sencilla. Elige 3 o 4 ingredientes principales y deja que cada uno brille. - Elige bien el arroz
Lo ideal es un arroz de grano corto como el bomba o el senia. Absorben mejor el caldo sin romperse y permiten conseguir la textura perfecta. - Respeta las proporciones
Una medida muy práctica: por cada parte de arroz, usa tres partes de caldo. Ajusta según la intensidad del fuego y el tamaño de la paella. - Controla el fuego
Una paella no debe hervir de forma agresiva. El fuego fuerte al principio ayuda a sellar los sabores, pero luego hay que reducirlo y dejar que el arroz se cocine de forma uniforme. - No remuevas el arroz
A diferencia de un risotto, la paella no se remueve una vez añadido el caldo. Así se consigue que cada grano se cocine de manera independiente y se forme el apreciado socarrat en el fondo.
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